Himnos a la alegría y la buena vida ,no era mas que eso lo que oía en mi cabeza agacha, era en lo único que podía pensar tras todo lo que me había pasado. Tenía los ojos entreabiertos pero no lograba siquiera distinguir los colores ni las formas de todo en cuanto pasaba delante de mi, esa gente de terno y corbata, no eran mas que figuras idénticas unas de otras tratando de escapar del lugar adonde estábamos, sobresalir lo menos posible y en su perfección sentarse a mirar como otros los miraban deseando su lugar. Pero en mi fiesta no eran necesarios esos sujetos de terno, ni esas señoras de mirada furtiva ,inspeccionando todo y a todos, solo necesitaba recuerdos e ingenio, ya que el elixir vital para este tipo de celebraciones recorría mi alma toda y el escenario siempre estaba predispuesto a lo que sucediese. Todo lo que asomara una semejanza ocurrente y ingeniosa significaba risas incontenibles ,horas de diversión, el fin justificaba totalmente los medios, ya nada mas que el gozo de sentirme solo y único, el vértigo y el delirio inexplicable que me diferenciaban de esa muchedumbre ordenada se apoderaba de mi .
La música ambiente de ritmos bien marcados y murmullos que gritaban cada canción se unían a todo esto ,todo adoptaba forma según mi fiesta ,las luces dementes no se quedaban quietas ni un segundo ,disfrutaba a mas no poder la dionisiaca celebración pero cortos intermedios de descanso que apagaban la música hacían de la fiesta algo totalmente discontinuo. Seguramente eso era lo que me causaba el fuerte dolor de cabeza o bien eran los estrépitos que no dejaban escuchar claramente mis pensamientos, esos pensamientos que trataban de recordar los caminos hacia mi caverna. Me involucraba involuntariamente con un baile serpenteante ,molesto pero sosegador ,inteligente pero agobiante de solo ir marcando a la perfección los pasos que daba otro por mi, ese animal furioso que cada dos minutos cantaba avisando un nuevo destino y que no hacía mas que obligarme a seguir su delineada ruta de inicio y término ya demarcado por otro y recorrido por millones. Unos se unían a la fiesta dentro de este animal maldito, otros ya no podían mas con la rutinaria forma en que todos bailábamos y cambiaban su destino alejándose lo mas posible de la bestia furiosa que iba de nombre en nombre capturando victimas.
Todo eso se unía a mi estado y el animal furioso no paraba de moverse. Seguramente me vi envuelto en pensamientos y análisis de todo y todos, seguramente las miradas furtivas de esas señoras me intimidaron y me coartaron de movimiento. En mi capacidad lógica pensé en la posibilidad del tiempo sin tiempo y fuera de toda limitación, o bien una paralela existencia de hechos superpuestos invisibles y de ocurrentes situaciones, vaivenes de segundos que modificaban todo en cuanto lograba entender por siquiera uno de mis sentidos aun despiertos . Nunca supe bien lo que había pasado pero algo inexplicable ocurrió en mi viaje que me hizo sentir un idiota al escuchar que la bestia furiosa hablaba y decía: “estación Manuel Montt”.
Otra vez me había pasado en dos estaciones y llegaría de noche a mi casa. El licor maldito se reía dentro de mi. De ahora en adelante nunca más iré al parque Almagro los días viernes. Te lo prometo amor.
La música ambiente de ritmos bien marcados y murmullos que gritaban cada canción se unían a todo esto ,todo adoptaba forma según mi fiesta ,las luces dementes no se quedaban quietas ni un segundo ,disfrutaba a mas no poder la dionisiaca celebración pero cortos intermedios de descanso que apagaban la música hacían de la fiesta algo totalmente discontinuo. Seguramente eso era lo que me causaba el fuerte dolor de cabeza o bien eran los estrépitos que no dejaban escuchar claramente mis pensamientos, esos pensamientos que trataban de recordar los caminos hacia mi caverna. Me involucraba involuntariamente con un baile serpenteante ,molesto pero sosegador ,inteligente pero agobiante de solo ir marcando a la perfección los pasos que daba otro por mi, ese animal furioso que cada dos minutos cantaba avisando un nuevo destino y que no hacía mas que obligarme a seguir su delineada ruta de inicio y término ya demarcado por otro y recorrido por millones. Unos se unían a la fiesta dentro de este animal maldito, otros ya no podían mas con la rutinaria forma en que todos bailábamos y cambiaban su destino alejándose lo mas posible de la bestia furiosa que iba de nombre en nombre capturando victimas.
Todo eso se unía a mi estado y el animal furioso no paraba de moverse. Seguramente me vi envuelto en pensamientos y análisis de todo y todos, seguramente las miradas furtivas de esas señoras me intimidaron y me coartaron de movimiento. En mi capacidad lógica pensé en la posibilidad del tiempo sin tiempo y fuera de toda limitación, o bien una paralela existencia de hechos superpuestos invisibles y de ocurrentes situaciones, vaivenes de segundos que modificaban todo en cuanto lograba entender por siquiera uno de mis sentidos aun despiertos . Nunca supe bien lo que había pasado pero algo inexplicable ocurrió en mi viaje que me hizo sentir un idiota al escuchar que la bestia furiosa hablaba y decía: “estación Manuel Montt”.
Otra vez me había pasado en dos estaciones y llegaría de noche a mi casa. El licor maldito se reía dentro de mi. De ahora en adelante nunca más iré al parque Almagro los días viernes. Te lo prometo amor.
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efecto cool de mareo http://www.sudeseo.com/distorsion/index.html ;)
ia esop
xaus..saludos
kyg